Los años ochenta fueron una década entrañable y singular, dura y dulce a la vez, para el Perú. Y fue entonces que abrió sus puertas este local en Breña, en una calle de talleres y mecánicas de autos, en esos tiempos un pequeño huarique con todas las de la ley y el encanto de la buena cocina.
Don Alberto Zoppi —Beto para los amigos— fue el fundador de esta leyenda y artífice de variados platos peruanos, italianos, marinos y siempre sabrosos. Hoy, décadas después y con renovados aires, pero con la misma notable sazón, en su simpático local del jirón Chamaya, Zoppi nos sigue cautivando, con un pulpo mediterráneo o unas gloriosas almejas, por ejemplo.