La maravillosa cocina arequipeña está en el ADN de Mónica Huerta y ella comparte esa herencia con sus afortunados comensales. Las salsas, las pacientes cocciones, la selección de los más nobles ingredientes, todo ello es parte de una tradición que alimenta tanto al cuerpo como al corazón.
Italia y el Perú tienen en común el amor por el buen comer. En el monasterio de Santa Catalina, La Trattoria refleja esta feliz coincidencia con su refinada propuesta en la que carpaccios, risottos y pastas conviven con el celestial chupe de camarones y un original cauche al gorgonzola.