Julio Hancco Mamani conserva 450 variedades de papa a 4800 m s. n. m., y considera a este tubérculo como un hijo más, al que cuida con delicadeza y rigor. Con ustedes, el guardián de las papas nativas peruanas.
Solo estudió hasta segundo año de primaria, pero la sabiduría la encontraría en el campo, desde muy niño. Julio Hancco Mamani heredó 180 variedades de papa y hoy contabiliza 450, además de los cultivos de mashua, oca y olluco. Se siente orgulloso de mantener intacto el legado de su padre y de su abuelo, y de haber transmitido a sus siete hijos el amor por la papa peruana. Es un riguroso y amable guardián.
Tiene 68 años y vive en la comunidad campesina Pampacorral, en el distrito de Lares, Cusco, a 4800 m s. n. m., Julio Hancco es reconocido por su trabajo comprometido con este tubérculo al que considera “un hijo más” y al que define como sinónimo de alimentación.
Todavía recuerda cuando era pequeño e intercambiaba papa por pan. Así era la vida en esos tiempos, en los que no podía ir a la escuela por la distancia y la pobreza. “Yo me arrepiento de no haber estudiado. Ahora manejaría mejor el español. La tierra sí es una fuente de aprendizaje, eso es innegable”, comenta en quechua, al lado de Rosa Melo Quispe, su compañera de vida, quien también cultiva variedades de papa nativa.
“¿Sabe cuál es mi sueño? Trabajar, conservar y multiplicar las variedades de papa que me dejó mi abuelo, hacerlas conocer al país y que me vengan a visitar. Yo supe desde chico que sería conservacionista de la papa y ahora quiero que el mundo sepa lo que tenemos”, dice Julio, miembro de la Asociación Nacional de Productores Ecológicos (ANPE). La experimentación y el intercambio de conocimiento con otros productores ha sido la mejor manera que ha encontrado para seguir descubriendo nuevas variedades de papa.
“Es un orgullo para mí transmitir lo que sé de la papa”, afirma este hombre a quien llaman productor estrella de la papa o el rey de la papa. Para Julio, la mejor manera de presentarse, es como su guardián.