Uno de los encantos de El Mercado es que permite disfrutar de la iluminación natural que baña cada rincón, mientras en las mesas los diversos platos, exquisitos y coloridos, hacen las delicias de la gente. Un “aura de terraza permanente, con atmósfera de playa entre el mediodía y el atardecer”, como bien dice Osterling.
En Maido, el santuario culinario de Mitsuharu Tsumura, todo suma. En un ambiente donde se combina el arte y la sofisticación, cada plato es una obra maestra para el deleite de la vista y el paladar. Un lugar donde todo ha sido pensado al detalle para avivar los sentidos y trascender los límites de lo común.