La talentosa maestra pastelera Zara Alanya Góngora supo desde siempre que la repostería era lo suyo. A su regreso de Barcelona no lo dudó y fundó su propia pastelería en la que exhibe y antoja con sus vitrinas. Para los amantes del croissant, este es el paraíso terrenal, con una variedad de más de veinte tipos, desde el clásico hasta opciones rellenas con sabores como maracuyá, cappuccino, cheesecake o almendras, que se complementan perfectamente con un humeante café.
Aquí los postres son más que un simple antojo: son una forma de expresar amor, alegría y compartir momentos especiales con las personas que más queremos. Pía Castañeda abrió las puertas de su primer local en Miraflores hace más de veinte años y desde entonces Dolce Capriccio se ha convertido en un ejemplo inspirador de cómo la innovación y la tradición pueden unirse para crear un negocio exitoso y tener cautivos a cientos de clientes.