La pasión de Johanna Paternina por el café es infinita y desde su finca Arisumak –de 10 hectáreas a más de 1800 metros de altura–, en el centro poblado de Tunkimayo, en Quillabamba, Cusco, el suyo es de tan alta calidad que la hace sentirse orgullosa.
“Tenemos veinticinco años como caficultores. Es un trabajo hermoso”, dice esta cusqueña que pronto cumplirá cuarentiún años, y que al lado de su esposo Vicente y sus dos hijos apostaron por traer sus granos a un balneario como Punta Hermosa, un punto de Lima que no se caracteriza precisamente por sus preferencias cafeteras. Al menos, eso se piensa. Pero al instalar su cafetería de especialidad Arisumak, Johanna demostró que lo bueno se consume, esté uno donde esté, al margen incluso de si es invierno o verano. La cafetería es un homenaje a su tierra, a la que vuelve con frecuencia y desde la que ha trazado un plan para tener siempre granos frescos.
No conoce de domingos ni feriados. Arisumak abre todos los días, a las siete de la mañana y los clientes llegan nomás, sin pausa. Pero Johanna no solo sirve café. Ella quiere que la gente conozca la historia detrás de sus tazas humeantes y aromáticas, el esfuerzo que hay en la cadena productiva. Lo cuenta con emoción y la gente la escucha. La cafetería se llena gracias a su carta, que incluye sabrosos sánguches con queso cusqueño o asado.
En el local, tuesta el café, que va seleccionando con cuidado para encontrar los granos más finos. También ofrece otras variedades, desde el catimore hasta el exótico geisha. Nos pone delante un potente espresso o un reconfortante cappuccino. Además, tiene una variedad de métodos, como el sifón japonés o el V60, que permiten una fina extracción y una oportunidad para reencontrarnos con un café que no debe ser ni negro ni amargo, como todavía se acostumbra a consumir en el Perú.
Muchos caficultores se quedan en sus fincas. No es el caso de Johanna, quien cree que no hay nada mejor que un productor esté en contacto con el cliente final. Pronto abrirá una cafetería en Cusco. Ha cumplido su sueño y nada la detiene para seguir creciendo.