Era un hombre de sueños y de retos. Su amor infinito por la gastronomía peruana lo llevó a convertirse en uno de los fundadores de lo que fue Mistura, en su momento la mejor vitrina de nuestra comida para el Perú y el mundo. Mariano Valderrama logró lo que pocos consiguen: la unión.
El fundador de la Sociedad Peruana de Gastronomía murió el 7 de octubre de 2019, a los setenta y cinco años de edad, cuando perseguía el objetivo de que la Unesco declarara al cebiche como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Era sociólogo de profesión, pero la vida lo llevó a la cocina para transformarse en guía de comensales y sibaritas, e impulsor de chefs.
Mariano Valderrama no era un hombre quieto. Como buen investigador hizo un recorrido por los orígenes de la comida peruana. Viajó por las diversas regiones de nuestro país, haciendo paradas en cocinas de restaurantes y huariques. Era un cazador de historias que terminaban en un plato.
En 1993 publicó su libro Gastromanía, acerca de los más reconocidos huariques de la ciudad. Nadie mejor que él para descubrir esos rincones del sabor que se encuentran en Lima. Luego escribiría El libro de oro de las comidas peruanas (2006), Pachamanca. El festín de los dioses (2001) y El reino del loche (2013), entre otros.
El investigador expresó su preocupación sobre la falta de lectura por parte de los futuros chefs. “No hay interés por la lectura. Tú no puedes entender la cultura culinaria del Perú si no lees sobre la historia, si no vas a las regiones a enterarte sobre la tradición culinaria y si no tienes un buen conocimiento de los productos”, dijo en una entrevista.
Hasta el final, Valderrama estuvo orgulloso del significado de Mistura en la escena gastronómica local, y en sus artículos o entrevistas finales dejó en claro que había muchas tareas urgentes en favor de nuestra exquisita comida. Valoraba la creatividad y la inspiración, pero se inquietaba por la innovación y la gestión empresarial. ¿Acaso estábamos preparados? En 2024, la pregunta todavía está vigente.
Valderrama tenía claro que para lograr el brillo mundial de nuestra cocina milenaria y diversa todavía faltaba mucho camino por andar. Pero de su mano, iniciamos este avance.