Si queremos buscar el origen del pollo a la brasa, la historia —y el paladar— nos llevará hasta Granja Azul. Allí no solo se creó lo que para muchos es el más sabroso ícono de la peruanidad en la mesa, sino que también se perfeccionó la técnica para preparar dorados pollos que rozan la perfección y se selló su deliciosa complicidad con las papas fritas y las ensaladas.