Ana Belaunde ha creado Limaná, un cálido restaurante que ha sido reconocido como el primer restaurante sudamericano en tener la calificación más alta otorgada por la Sustainable Restaurant Association con sede en Londres. ¿Cómo nació esta propuesta?
Belaunde cuenta que fue su profundo amor por los animales lo que la impulsó a cambiar su dieta. Tomó cursos de nutrición que compartió primero con la familia. Aprendió entonces a comer y descubrió los muchos beneficios de una dieta nutritiva.
El resultado es una carta inclusiva para veganos, vegetarianos, amantes de los pescados, seguidores de la dieta keto y de la paleo. Comida buena, comida deliciosa, sin descuidar la salud ni el medioambiente, ese fue su lema y lo logró.
Desafíos encontró muchos, como el de introducir platos nuevos a una clientela que desconocía los productos. El segundo fue poder contar con la trazabilidad de los insumos para garantizar que cumplan con los estándares que exige un restaurante sostenible. Y el tercero, contar con un equipo con una cultura que incorpore la sostenibilidad en su ADN.
Ana Belaunde ha conseguido todo esto y se siente orgullosa mientras llega a la mesa un espectacular Ratatouille Acebichado o el no menos impresionante Brócoli Steak.
“Lo que hemos trabajado es en platos nutritivos usando superalimentos (superfoods). Hemos incluido vegetales nuevos y se han variado algunas cosas para sorprender a la gente”, explica.
Limaná es lo que es gracias a sus buenas prácticas: usan solo pescados artesanales, compran insumos frescos directamente a agricultores, en sus postres no usan azúcar de caña, solo endulzantes naturales como la miel de abeja, la stevia natural, el azúcar de palma de coco. No recurren a frituras de inmersión, cuentan con una planta de tratamiento de ósmosis inversa que les permite cocinar con agua pura, compostan el 100 % de sus desechos orgánicos, y mucho más. Sin duda, un esfuerzo ejemplar con mucho potencial.