En busca de la denominación de origen, este producto ancestral de la cultura moche aguarda un justo reconocimiento y cruzar las fronteras del Perú. Un pequeño grupo de productores va tras un sueño inmenso: el reconocimiento absoluto del ancestral ají mochero.
“Es único. Se caracteriza por parámetros que no tienen otros productos de su especie, como el aroma y el sabor que expele. Tiene un picor bien marcado, pero su aroma es su distinción”, dice Manuel Fernández, agricultor e ingeniero químico que forma parte de este equipo de campiñeros que no descansa en su tarea de darle valor a este cautivador ají: “Estaba en extinción. Gracias a la perseverancia de los agricultores ahora lo tenemos en las mesas de los más importantes gastrónomos del país”.
El ají mochero se ha posicionado no solo en el área local. Está en todo el norte hasta Catacaos en Piura, y a nivel nacional ya tiene un lugar especial entre los conocedores. Cuenta con el apoyo de agrupaciones, universidades y chefs, como Gastón Acurio, Héctor Solís, Fernando Vera, Luis Romero Bellido, Roberto Grau, entre otros.
“Por sus características, es ideal para nuestro plato bandera que es el cebiche”, dice entusiasta Manuel, quien fundó la Asociación Renacimiento Campiñero para recuperar y posicionar los cultivos ancestrales como el ají mochero. Siete hombres y cuatro mujeres forman parte de este grupo incansable que trabaja día a día por su puesta en valor.
“Tenemos un producto de calidad única”, resalta el ingeniero, tras contar que se ha mandado ají mochero a Barcelona, España: “Estamos dando los primeros pasos y quizás ya sean nuestros hijos quienes lo vean en otra dimensión”.
La Casa del Ají Mochero es una iniciativa para dar a conocer su valor agregado. Lo encontramos deshidratado en polvo, en salsas, encurtidos y licor. Además, emplean la pasta con la que maceran el ají mochero en el relleno de chocotejas, y se sigue trabajando en presentaciones creativas que demuestran sus alcances y versatilidad.