Mejor productora de café

El bendito café de Relinda

Huyó de la selva por el terrorismo. Temerosa y preocupada por las tierras que dejó, llegó a su Huancavelica querida. Allí, bajo el frío cruento de la sierra, empezó de cero. El café volvió a darle una oportunidad y hoy su producto es reconocido.

Fue en 1990 cuando el terrorismo la hizo huir de Pichanaqui, ese lugar en la selva donde había cosechado quince cuadras de café. Relinda Chávez de Bendezú regresó a Huancavelica, su tierra natal. Al lado de su esposo Lorenzo y de su hijo que cargaba en la espalda, se preguntó de qué vivirían ahora. El café era su esperanza, pero temía que las frías temperaturas le impidieran tener un buen producto.

Instalada en el distrito de Tintay Puncu, uno de los dieciséis que conforman la provincia de Tayacaja, ubicada en el departamento de Huancavelica, Relinda logró comprar un terreno tres veces más pequeño que el anterior. La chacra, recuerda, empezó a “dar y dar café”.

El nombre que le pondrían al fundo estaba claro: “Paraíso”. Y la vida tendría nuevamente sentido para esta madre que hoy, a los 54 años, es una de las caficultoras más conocidas de esta parte del país gracias a que su café, cultivado a 2150 m s. n. m., fue el único de su departamento en pasar las primeras clasificaciones de la Taza de Excelencia 2021.

Óscar Martínez Habich –dueño de Saba Café, la marca que trajo a Lima este origen–, describe el café de Relinda con notas sensoriales a caramelo, bitter, acidez brillante y cuerpo alto con textura cremosa final a frutas cítricas.

El café significa mucho para nosotros. Gracias a él he podido construir lo más importante: la educación de mis tres hijos”, dice Relinda, mientras toma una taza de su café, de la variedad Caturra Rojo. Al lado se cultiva palta y otras frutas.

Huancavelica no es reconocida por su café, pero ya estamos demostrando lo contrario”, comenta.

Su esposo, sus tres hijos y tres nietos forman la familia de Relinda. Su sueño es lograr un café de más alta calidad para dar a conocer el nombre de su pueblo, donde azota la pobreza. “El café es esperanza”, afirma, con una voz que transmite fortaleza.