Su carrera como maître es parte de la historia del restaurante La Gloria, que ha sido por años como un segundo hogar. Marco destaca por su impecable trayectoria, don de gente y gran vocación. Para él, cada detalle cuenta, así como mantener el ritmo de la atención del salón. Nadie lo supera en explicar un plato o dar la recomendación perfecta a los clientes, muchos de los cuales son habitués que se han convertido casi en amigos y confidentes.